La margarita blanca
Tradición venezolana
(adaptado por Herminio Almendros)
Era una vez una flor llamada
Margarita Blanca que vivía debajo de la
tierra en una casita caliente, tranquila y
oscura.
Un día oyó unos golpes muy suaves
en la ventana:
—Chas, chas, chas.
—¿Quién llama?
—Es la lluvia.
—¿Qué quiere la lluvia?
—Entrar en la casa.
—¡No se pasa! ¡No se pasa!
−dijo Margarita Blanca, que tenía
mucho miedo del frío porque era invierno.
Pasaron muchos días y oyó otros
golpecitos en la puerta.
—Tun, tun, tun.
—¿Quién llama?
—Es el Sol.
—¿Qué quiere el Sol?
—Entrar en la casa.
—¡Todavía no se pasa! ¡Todavía no se pasa!
−dijo Margarita Blanca,
y se durmió tranquila.
Después de muchos días, volvieron a tocar a
la puerta y a la ventana.
—Tun, tun, tun.
—Chas, chas, chas.
—¿Quién llama?
—Es el Sol y la lluvia, la lluvia y el Sol.
—¿Y qué quieren el Sol y la lluvia, la lluvia
y el Sol?
—Queremos entrar, queremos entrar.
—Pues pasen los dos −dijo
Margarita Blanca.
Y abrió una rendijita por donde se escurrieron el
Sol y la lluvia dentro de la casa.
Entonces la lluvia la tomó por la mano derecha y
el Sol la tomó por la mano izquierda y halaron a
Margarita Blanca, halaron y halaron hasta arriba y
dijeron:
—¡Margarita, Margarita, asoma tu
cabecita!
Margarita Blanca pasó su cabecita a
través de la tierra y se encontró en
un jardín precioso, con mariposas,
pájaros y niños que jugaban a la
rueda cantando:
Ya sale Margarita
vestida de percal
con sombrero amarillo
y verde delantal.
Caracol, caracol,
saca los cuernos al sol.
Con la cara empolvada
Margarita ha salido
a correr por el prado
luciendo su vestido.
Y Margarita se abrió toda blanca con
su moñito rubio.
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