sábado, 5 de marzo de 2022

 La Gallinita Colorada

Anónimo (tradición venezolana)


La gallinita colorada andaba por el

patio picoteando y se encontró

un grano de trigo.

—¿Quién quiere venir conmigo a sembrar

este grano de trigo?

—Yo no, dijo el pato.



Y dijo el pavo:

—Yo me cansaré.



Y dijo la gallinita colorada

—Yo solita lo sembraré.

Cuando el trigo creció y estuvo maduro, la

gallinita preguntó:

—¿Quién me quiere ayudar a moler el trigo?

—Yo no, dijo el pato.

Y dijo el pavo:

—Yo me cansaré.

—Yo solita lo moleré, dijo la

gallinita colorada

Cuando terminó de moler el trigo y de

hacer la masa, la

gallinita preguntó:

—¿Quién quiere hacer el

pan conmigo?

—Yo no, dijo el pato.

Y dijo el pavo:

—Yo me cansaré.

Y dijo la gallinita colorada:

—Yo solita lo haré.

Cuando el pan estuvo listo y doradito, dijo la

gallinita:

—¿Quién quiere comerse conmigo el pan de

trigo?

El pato gritó:

—¡Yo, que soy tu amigo!

Y gritó el pavo:

—¡Yo, que también he sido tu amigo!

Y dijo la gallinita:

—¡No! Ahora me lo comeré con mis

pollitos, que son mis hijitos.


La margarita blanca

Tradición venezolana

(adaptado por Herminio Almendros)

 Era una vez una flor llamada

Margarita Blanca que vivía debajo de la

tierra en una casita caliente, tranquila y

oscura.

Un día oyó unos golpes muy suaves

en la ventana:

—Chas, chas, chas.

—¿Quién llama?

—Es la lluvia.

—¿Qué quiere la lluvia?

—Entrar en la casa.

—¡No se pasa! ¡No se pasa!

−dijo Margarita Blanca, que tenía

mucho miedo del frío porque era invierno.

Pasaron muchos días y oyó otros

golpecitos en la puerta.

—Tun, tun, tun.

—¿Quién llama?

—Es el Sol.

—¿Qué quiere el Sol?

—Entrar en la casa.

—¡Todavía no se pasa! ¡Todavía no se pasa!

−dijo Margarita Blanca,

y se durmió tranquila.

Después de muchos días, volvieron a tocar a

la puerta y a la ventana.

—Tun, tun, tun.

—Chas, chas, chas.

—¿Quién llama?

—Es el Sol y la lluvia, la lluvia y el Sol.

—¿Y qué quieren el Sol y la lluvia, la lluvia

y el Sol?

—Queremos entrar, queremos entrar.

—Pues pasen los dos −dijo

Margarita Blanca.

Y abrió una rendijita por donde se escurrieron el

Sol y la lluvia dentro de la casa.

Entonces la lluvia la tomó por la mano derecha y

el Sol la tomó por la mano izquierda y halaron a

Margarita Blanca, halaron y halaron hasta arriba y

dijeron:

—¡Margarita, Margarita, asoma tu

cabecita!

Margarita Blanca pasó su cabecita a

través de la tierra y se encontró en

un jardín precioso, con mariposas,

pájaros y niños que jugaban a la

rueda cantando:

Ya sale Margarita

vestida de percal

con sombrero amarillo

y verde delantal.

Caracol, caracol,

saca los cuernos al sol.

Con la cara empolvada

Margarita ha salido

a correr por el prado

luciendo su vestido.

Y Margarita se abrió toda blanca con

su moñito rubio.